Nuestra visión es ser una iglesia para Tortosa, abierta a todos, fuerte en Dios, dinámica para servir y alegre para amar.
Ser una iglesia que honre a Dios, con cristianos comprometidos, apasionados y unidos que amen a la comunidad, para alcanzar a todas las almas posibles a través de la predicación del Evangelio de Jesucristo, por Su Espíritu.
Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros rodos los días, hasta el fin del mundo.
(Mateo 28:19-20)
Dios, según su palabra recogida en la Biblia, nos dice que todos los redimidos por su Hijo Jesucristo somos miembros de su Iglesia. Reflejo de esta Iglesia única, universal, es la agrupación de cristianos en el ámbito de una Iglesia local, con el triple propósito básico de rendir culto de adoración a Dios, edificarse mutuamente con la común fe en su Señor Jesucristo como único y Suficiente Salvador, la extensión del Reino de Dios y la manifestación de Su Espíritu Santo.
Como Iglesia local denominada Iglesia Cristiana Evangélica Apostólica reconocemos que dependemos para todo de Dios y de Su Palabra. A la misma vez somos una iglesia autónoma en relación con otras comunidades religiosas, aunque éstas profesen la misma fe y se rijan por idénticos o parecidos principios.
Nuestra prioridad es ser hospitalario con todas las personas, las que componen la iglesia, aquellos que buscan a Dios, los que quieren saber más de Dios o los que acuden a nosotros para cubrir una necesidad, cualquiera que sea su ideología, raza o género. Queremos ser sensibles a todas las necesidades de las personas y atender su relación con Dios.
Como iglesia ser fuertes en Dios será esencial, cada uno buscará una estrecha relación con Dios y aumentar el conocimiento de Dios, así como presenciar la expresión del poder de Dios, de la obra Redentora de Jesucristo y la Llenura del Espíritu Santo. Como comunidad cristiana nos hacemos fuertes mediante un liderazgo capacitado y motivado a servir. Estamos preparados para responder ante Dios.
Con pasión y compromiso estamos en continua disposición de cambio para servir de la mejor manera a Dios, tomamos como privilegio servir a Dios a través del Espíritu Santo. Procuramos que todos los participantes de la iglesia encuentren sus dones y tengan diferentes posibilidades de ponerlos en práctica.
Buscamos el amor de Dios que es el que nos habilita a amar, es nuestra señal de identidad que Jesús murió y Resucitó por todos nosotros, para hacernos Revivir a una Esperanza VIVA como motor de nuestras acciones por medio del Poder de Su Espíritu Santo.
Ser una iglesia sin muros, fundamentada en la suficiencia de las Escrituras y formada por discípulos de íntima comunión con Dios y entre ellos mismos, que caminen en integridad de corazón y con un testimonio público que impacte su esfera de influencia, para la gloria de Dios.
Nuestra misión es dar la gloria a Dios, crecer en nuestra relación con Él a nivel personal y como comunidad, y anunciar el evangelio a todas las personas con compromiso y una expresión visible de nuestra FE cristiana, materializada en Su Amor.
Transformar vidas a la imagen de Cristo, que se multipliquen en otros, mediante la proclamación y enseñanza de la Palabra de Dios, impactando el movimiento cristiano hispanohablante y su mundo alrededor, donde estemos o nos lleve.
Lo que buscamos en esta Iglesia es dar testimonio de Dios, de Jesús y de Su Espíritu Santo y servirle ante la sociedad, cumpliendo lo que nos manda en la Biblia. La conexión y cercanía es lo que nos mueve.
28 Se le acercó uno de los escribas al oírlos discutir y, dándose cuenta de que Jesús había respondido bien, le preguntó:
—¿Cuál es el primer mandamiento de todos?
29 Jesús le respondió:
—El primero es: Escucha, Israel: El Señor nuestro Dios, el Señor uno es. 30 Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas. 31 El segundo es este: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay otro mandamiento mayor que estos dos.
32 Entonces el escriba le dijo:
—Bien, Maestro. Has dicho la verdad: Dios es uno, y no hay otro aparte de él, 33 y amarlo con todo el corazón, con todo el entendimiento y con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a uno mismo, vale más que todos los holocaustos y sacrificios.
34 Y viendo Jesús que había respondido sabiamente, le dijo:
—No estás lejos del reino de Dios.
Marcos 28-34
Queremos hacer Honrar a Dios, recibir su dirección y comunicarnos con Él. Buscaremos mejorar en nuestra relación con Él, ayudándonos unos a otros y entendiendo que somos familia, pues juntamente con Cristo somos hijos, Coherederos de su Gracias.
Y nos fortaleceremos en la verdad de Dios haciéndolo real en nuestra vida en el día a día.
10 Por lo demás, fortalézcanse en el Señor y en el poder de su fuerza. 11 Vístanse de toda la armadura de Dios, para que puedan hacer frente a las intrigas del diablo; 12 porque nuestra lucha no es contra sangre ni carne, sino contra principados, contra autoridades, contra los gobernantes de estas tinieblas, contra espíritus de maldad en los lugares celestiales.
13 Por esta causa, tomen toda la armadura de Dios para que puedan resistir en el día malo y, después de haberlo logrado todo, quedar firmes. 14 Permanezcan, pues, firmes, ceñidos con el cinturón de la verdad, vestidos con la coraza de justicia 15 y calzados sus pies con la preparación para proclamar el evangelio de paz. 16 Y sobre todo, ármense con el escudo de la fe con que podrán apagar todos los dardos de fuego del maligno. 17 Tomen también el casco de la salvación y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios, 18 orando en todo tiempo en el Espíritu con toda oración y ruego, vigilando con toda perseverancia y ruego por todos los santos. 19 Y también oren por mí, para que al abrir la boca me sean conferidas palabras para dar a conocer con confianza el misterio del evangelio 20 por el cual soy embajador en cadenas; a fin de que por ello yo hable con valentía, como debo hablar.
Efesios 6: 10-20
Jesucristo vino a salvarnos a todos, sin excepción. Queremos por tanto comunicar el amor incondicional del Padre, hablando del Evangelio de Jesucristo utilizando todos los medios de comunicación al alcance de la Iglesia por medio del Consolador que ahora está con nosotros y en nosotros, Su Espíritu Santo.
Guiados por el Espíritu Santo, trabajar como instrumentos de Dios en la sociedad, para que todas las personas de todas las edades mejoren sus condiciones de vida presente y futura, proclamándoles el Evangelio de Jesucristo para arrepentimiento y perdón de pecados; y, fomentando la comunión cristiana para su crecimiento espiritual.
Enseñar y discipular de modo de que podamos ser componente activo y visible del Reino de los Cielos.
Rescatar a los perdidos e integrarlos a la familia de Dios (Su Iglesia).
Edificar a los creyentes e integrarlos a la vida de la iglesia (Ministerios)
Objetivos generales en la Misión
I. Evangelización constante
Proclamando el Evangelio.
Atender el crecimiento de los creyentes mediante el discipulado.
Fomentar la enseñanza de la Biblia por medio del ministerio de Educación Cristiana.
II. Comunión viva
Fomentar tiempos de adoración congregacional.
Fortalecer la unidad congregacional y desarrollo espiritual mediante el discipulado a los miembros de la iglesia.
Fomentar tiempos de oración.
1. CONOCER, AMAR Y GLORIFICAR A DIOS
Dios es el eje sobre el cual gira toda tu vida, Él es la pasión que te motiva a vivir, el deleite de tu alma.
Conducta:
La persona ha dejado de vivir para sí para vivir para Aquel que murió y resucitó por él. Su vida de obediencia es simplemente el fruto de amar a Dios.
Su gozo en la vida es el reflejo de su agradecimiento a su Redentor. Una búsqueda intencional en crecer en el conocimiento de Dios.
2. SUMISIÓN A LA PALABRA DE DIOS
La Palabra de Dios es nuestro único marco de referencia para la fe y la práctica. Ella interpreta lo que somos y hacemos como personas y como iglesia. Por esta razón, nuestro caminar y servicio a Dios está caracterizado por obediencia a Su verdad, antes que a posiciones personales o institucionales.
Conducta:
La Palabra de Dios es lo que dirige todos los aspectos de su vida.
Al momento de tomar decisiones la persona se somete al criterio bíblico.
Las Escrituras gobiernan nuestro entendimiento sobre que es la iglesia y su gobierno, en nuestro proceder en todo lo que hagamos, nuestra filosofía ministerial, predicación, enseñanza y consejería.
3. ADORACIÓN COMO ESTILO DE VIDA
Una vida rendida por completo a Dios, dando Gloria y Honra en todo lo que somos, mente, corazón, voluntad, en todo lo que hacemos, una continua ofrenda y sacrificio vivo, aceptable y agradable a Él.
Conducta:
Vivir consciente de que somos templo del Espíritu Santo. Procurar una vida devocional íntima y disciplinada.
Que cada decisión muestre que solo sirvo a los propósitos y voluntad de Dios y no a otro dios, aun sea yo mismo.
Vive de manera gozosa y agradecida, una vida caracterizada por devoción a Dios.
4. EXCELENCIA QUE HONRA A DIOS
Hacer todo lo que tenemos que hacer, cuando lo debemos hacer, de la mejor manera posible según nuestras capacidades, dones y talentos como para el Señor y no para los hombres.
Conducta:
Hacer lo que merece ser hecho, bien hecho, para la gloria de Dios.
Actitud servicial y diligente, independientemente del costo, con sentido de urgencia en todas las tareas.
Estar siempre dispuesto a aprender, crecer y mejorar, una vida cristiana disciplinada. “Él ahora cuenta para siempre”.
5. VIDAS CONSAGRADAS (1 Pedro 2:9)
Implica que he sido separado y dedicado para Dios de manera exclusiva. Es poner en práctica nuestro llamado a ser santos, como Dios es Santo, procurando mantener la separación entre lo extraordinario de Dios y lo ordinario de nuestra humanidad.
Conducta:
Resistencia a ser conformado a las corrientes de este mundo. Fidelidad a Dios y a su Palabra.
Santificación progresiva hasta la medida de la estatura de Cristo.
Compromiso con servir a Dios y a su pueblo a través de los dones y talentos recibidos.
6. MADUREZ ESPIRITUAL
Es un carácter que ha sido moldeado por el evangelio de tal manera que pueda decir a otros: imítenme a mí como yo imito a Cristo. Mostrando el fruto del Espíritu en su vida, para vivir conforme a la sabiduría de Dios, de Jesús y por Su Espíritu Santo.
Conducta:
Amor. Dispuesto a sacrificarse por los demás. Gozo. Contento y satisfecho con su vida.
Paz. En todo tiempo, como reflejo de su confianza en Dios (Sal. 46:10).
Paciencia. Perseverar en las aflicciones de la vida y un buen trato a personas difíciles. Gentileza. Humildad y ternura en las relaciones.
Bondad. De buen corazón hacia los demás.
Fidelidad. Es confiable. Cumple sus compromisos con Dios y con los demás. Mansedumbre. Una persona dócil en su trato.
Dominio propio. No se deja llevar por los deseos de su carne, sino por la verdad que conoce. Perdona como Cristo nos perdonó.
Una persona de discernimiento, “el carácter es más importante que el talento”.
7. AMOR AL PRÓJIMO
Mostrar en nuestras relaciones con los demás, en palabras y en hechos, el amor con que Cristo nos ha amado.
Conducta:
Amar sin distinción.
Compromiso con los necesitados. Perdón incondicional.
Ser un pacificador.
Considerar al otro como más importante que nosotros mismos.
8. CULTIVAR EL DISEÑO BÍBLICO DE LA FAMILIA
Fortalecer y desarrollar la familia conforme a lo revelado en la Palabra de Dios.
Conducta:
Matrimonios que reflejan la unión de Cristo con su Iglesia. Esposo que ama, lidera y se entrega a su esposa e hijos.
Esposa como ayuda idónea, que se somete y juntamente con su esposo lleva el liderazgo espiritual. Hijos que honran a sus padres, padres que no provocan los hijos a ira.
Padres que se preocupan y se interesan en el crecimiento espiritual de su familia.
9. UN CORAZÓN MISIONAL
Se caracteriza por una disposición a obedecer el mandamiento de nuestro Señor de hacer discípulos en todas las naciones, empezando en nuestro entorno, proclamando, enseñando, con ejemplo y recursos a nuestro alcance.
Conducta:
Sentido de urgencia por los perdidos. Predicación del evangelio en palabras y hechos.
Multiplicarse ayudando a otros cristianos a ser como Cristo.
Orar, ofrendar, diezmar, ir de manera directa o indirecta a plantar grupos de hogar, iglesias dentro y fuera de nuestro territorio.
Actividad misional pero no activismo.
10. COMPROMISO CON NUESTRA VISIÓN
Abrazar de manera voluntaria y con convicción la visión dada por Dios a nuestra iglesia, asumiendo así la responsabilidad de apoyarla.
Conducta:
Conoce, vive, defiende la visión, y promueve y enseña a otros cómo vivirla. Se sacrifica por alcanzar la visión.
Ser un “Contribuidor y no solo un consumidor”.
Comprometido con mantener la unidad del cuerpo de Cristo dada por el Espíritu Santo.